26 de abril de 2011

Microorganismos extraterrestres podrían proliferar en condiciones de hipergravedad

La fusión de disciplinas científicas tales como la astronomía y la biología me parece una de las cosas más interesantes que puede existir. Estudiar las condiciones bajo las cuales la vida prolifera en nuestro planeta y aplicarlas a la vida fuera de la Tierra, a través de la joven ciencia de la astrobiología, es el camino por excelencia para lograr una comprensión correcta del fenómeno de la vida a escala universal. Pero no siempre las condiciones “normales” que se experimentan en nuestro planeta son las únicas bajo las cuales la vida puede desarrollarse. Por el contrario, la gama de condiciones bajo las cuales la vida puede proliferar parecería ser mucho más amplia de lo que incluso podemos imaginar.

En artículos previos ya he escrito sobre la increíble cantidad e intensidad de condiciones bajo las cuales la vida puede proliferar. Ciertos microorganismos que denominamos extremófilos son la prueba de la extrema resistencia de la vida, puesto que sobreviven y se reproducen sin problemas bajo temperaturas, presiones y radiaciones que matarían al instante a cualquier otro ser vivo. Un nuevo estudio, liderado por el científico japonés Shigeru Deguchi, parecería demostrar que esa resistencia de la vida también se aplica a condiciones de gravedad extrema, o hipergravedad.

El equipo de Deguchi expuso a cierto tipo de bacterias, puntualmente la Escherichia Coli, a 7.500 veces la fuerza de gravedad de la Tierra (lo que se denomina 7.500 G’s) utilizando una maquina centrífuga. Bajo estas intensas condiciones el microorganismo continuó creciendo y reproduciéndose con total normalidad. Estimulados por el descubrimiento y llevados por la curiosidad, el equipo de Deguchi continuó sometiendo a la bacteria a condiciones de gravedad cada vez más elevadas, y eventualmente descubrió que estos microorganismos proliferaban perfectamente incluso a 400.000 G’s, la máxima fuerza gravitacional que podían alcanzar con sus instrumentos.

La bacteria Paracoccus Denitrificans, observada tras exposición a gravedad normal (A) e hipergravedad (B) en el laboratorio.

Habiendo realizado estos increíbles descubrimientos, los investigadores ampliaron el experimento y comenzaron a exponer a otros microorganismos a condiciones de hipergravedad, por periodos de tiempo de hasta 140 horas. Encontraron que otra bacteria denominada Paracoccus Denitrificans puede también reproducirse a condiciones extremas de 400.000 G’s. Por otro lado, el resto de los microorganismos examinados proliferaron, en general, en condiciones de hasta 20.000 G’s.

Para darnos una idea de lo extremas que son estas cifras, los astronautas de la NASA a bordo de los transbordadores espaciales experimentan fuerzas de hasta 3 G’s durante los despegues y los reingresos de los viajes espaciales. Cualquier fuerza de gravedad superior a los 50 G’s representaría daños realmente graves o hasta la muerte para los seres humanos, incluso si la exposición es de tan sólo unas centésimas de segundo.

El tirón gravitacional que experimentan los astronautas en los despegues puede ser de hasta 3 veces la gravedad de la Tierra.

Una de las importantes implicaciones derivadas de este estudio es la considerable ampliación del rango de hábitats en los cuales podemos encontrar vida en el Universo. Con el estudio de los organismos extremófilos comprendimos que la vida se desarrolla en lugares que ni podíamos imaginar: temperaturas altísimas o bajo cero, altos niveles de acidez, presiones elevadísimas o increíbles niveles de radiación; en todos estos la vida se abría paso sin problemas. Con este nuevo estudio, podemos sumar al listado de condiciones extremas aquellos lugares donde se producen gravedades impresionantes o hipergravedad.

Además de los planetas muy masivos, donde la gravedad es mucho más elevada que en la Tierra, también sería posible la existencia de vida en las “estrellas fallidas” conocidas como enanas marrones, cuerpos celestes que no alcanzaron la masa suficiente como para iniciar la fusión nuclear y convertirse en estrellas propiamente dichas. Las enanas marrones cuentan con fuerzas gravitacionales entre los 10 y 100 G’s, y pueden existir muchas de estas con temperaturas lo suficientemente bajas para el desarrollo de la vida.

Representación artística de una enana marrón, conocidas como estrellas fallidas.

Otra de las importantes implicaciones se relaciona con la famosa teoría de la panspermia, la cual postula que las “semillas” de la vida se encuentran dispersas en el espacio y pueden ir viajando de planeta en planeta, sembrando la vida allí donde se depositen. Aquellos planetas donde la vida ha proliferado pueden ser azotados por colisiones de meteoritos o cometas, y en los muchos fragmentos de rocas que se desprenden de esas colisiones podrían sobrevivir microorganismos, que viajan a través del espacio en dichos fragmentos y luego caen en otros lugares diferentes.

Una contraindicación conocida de la teoría de la panspermia era que los organismos no podrían sobrevivir a las extremas condiciones que se presentan cuando se eyecta el material producto de una colisión. Los científicos creen que en esas colisiones se alcanzan fuerzas gravitacionales de hasta 300.000 G’s. Este nuevo estudio indica que cierta clase de microorganismos podrían sobrevivir bajo esas condiciones, e incluso desarrollarse con total normalidad.

Una vez más, el estudio de la vida en nuestro propio planeta nos enseña que aquello que nosotros consideramos “normal”, no necesariamente es la regla o la norma bajo la cual se rige el fenómeno de la vida aquí o en otros lugares. Si encontramos organismos con propiedades y capacidades tan increíbles en nuestro propio planeta, imagínense la espectacular diversidad y variedad que podríamos llegar a encontrar en la vasta, vastísima inmensidad del Universo.


Fuentes:

2 comentarios:

  1. Muy bueno el artículo.
    Me hace acordar que hay o había un programa creo que en Discovery sobre imaginar como se desarrollaría la Vida en otro planeta según las condiciones de este. Estaba bueno, mitad ciencia y mitad Ciencia Ficción.

    Saludos

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  2. Esto sigue dando base a que deberíamos "sembrar" vida a nuestro alrededor antes de que sea tarde.

    Un artículo genial

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