26 de octubre de 2010

La forma más simple de viajar al pasado

¿Quién no ha fantaseado alguna vez con la idea de viajar a través del tiempo? La posibilidad de volver al pasado y modificar sucesos que no ocurrieron como deseábamos, para mejorar de esa forma nuestro presente y futuro; siempre teniendo en cuenta la peligrosa posibilidad de desencadenar alguna serie de eventos paradójicos que acabe con nuestra propia existencia. Y por otro lado, viajar a tiempos futuros con el objetivo de visitar una sociedad más avanzada y evolucionada tecnológicamente, de manera que podamos aprender sobre disciplinas que ni siquiera imaginamos en la actualidad; también con la nefasta posibilidad de toparnos con un escenario post-apocalíptico en el que la humanidad se ha autodestruido como especie.

La ciencia ficción ha alimentado nuestras fantasías con una innumerable cantidad de historias acerca de viajes en el tiempo. Desde la novela “La Máquina del Tiempo” de H. G. Wells, hasta la famosa trilogía de películas “Volver al Futuro”, todas nos proponen diferentes mecanismos complejos y tecnológicamente avanzados a través de los cuales podría concretarse el viaje en el tiempo: una complicada máquina surgida de eternas pizarras repletas de ecuaciones, un De Lorean cargando un condensador de flujo alimentado a base de plutonio, un misterioso disco ubicado en una estación científica secreta enterrada en las entrañas de una isla, entre otras rarezas.

Por supuesto, todos estos artefactos funcionan a la perfección dentro del mundo de la ciencia ficción, pero cuando retiramos la palabra “ficción” de la formula, se desvanecen súbitamente. Y es que en principio, ninguna de estas prácticas formas de viajar a través del tiempo tienen en cuenta algo realmente simple: de acuerdo a la teoría de la relatividad de Einstein, el espacio y el tiempo no son dos dimensiones separadas, sino que se encuentran unidas en un entramado denominado espacio-tiempo. Prometo ahondar más acerca de esto en un futuro artículo, pero es importante saber que aplicados a la realidad ninguno de dichos métodos podría funcionar. Entonces, ¿cuál es la forma más simple de viajar en el tiempo?

21 de octubre de 2010

Infinito, parte 3: Conociendo a tus infinitas réplicas

Si crees que infinitos monos escribiendo toda la literatura existente es un evento bizarro, improbable y opuesto al sentido común, entonces prepárate, porque todavía no has conocido las interminables rarezas que un Universo infinito tiene para ofrecernos. Y es que la única regla que se aplica al concepto de infinito es que todo aquello que sea posible, sucederá; y no solo una, sino infinitas veces.

¿Qué te parecería ser la persona más adinerada del planeta? ¿O ser el científico más importante del siglo XX? ¿O ser el líder supremo de un sistema de creencias indecente y amoral? Pues bien, es seguro que en un Universo infinito tú eres todo eso. Bueno, no exactamente , pero existe una copia tuya allí afuera que sí lo es. De hecho existen infinitas réplicas tuyas que son, cada una de ellas, todo lo que las leyes de la naturaleza les permitan ser.

Si nos asomamos a la infinitud y observamos lo suficientemente lejos, de seguro encontraremos un sistema solar idéntico al nuestro, con un planeta idéntico a la Tierra y un habitante idéntico a ti en todos los aspectos. De hecho, en un Universo infinito podremos encontrar infinitas copias de nuestro planeta e infinitas copias de cada uno de los humanos que lo habitan.

18 de octubre de 2010

Infinito, parte 2: Un mono escribiendo la obra de Shakespeare

En nuestro artículo previo nos adentramos apenas un poco en el complejo concepto del infinito. Ya les advertí que se trata de un concepto complicado, problemático, paradójico, que se aleja infinitamente del sentido común y parece contradecir a nuestra intuición. Y lo que sucede es que, básicamente, en un Universo infinito todo lo que sea posible y pueda suceder, sucederá. Incluso algo tan extraño como un mono escribiendo la obra completa de Shakespeare.

El llamado teorema de los infinitos monos fue planteado originalmente por el matemático Émile Borel con el propósito de mostrar la magnitud de un acontecimiento extraordinariamente improbable. El teorema nos plantea la siguiente situación hipotética: un mono sentado frente a una máquina de escribir, presionando las teclas de manera aleatoria durante un periodo de tiempo infinito, lograría escribir finalmente toda la obra completa de William Shakespeare.

Dicha obra completa consta de treinta y siete obras, más todos los poemas y sonetos, lo cual suma en total 884.429 palabras. Todas las palabras tienen que estar exactamente en el lugar correcto, cada carácter tiene que estar en la secuencia correcta, incluyendo los espacios. Por lo tanto, lograr escribir toda la obra exactamente igual, simplemente tecleando caracteres de manera aleatoria, parece ser una tarea imposible de concretar.

17 de octubre de 2010

Infinito, parte 1: Introducción y bienvenido a nuestro hotel

¿Me creerías si te dijera que en el Universo hay infinitas copias de ti mismo, en infinitas copias del planeta Tierra, leyendo infinitas copias de este mismo artículo, en este preciso instante? ¿Y que hay una infinita cantidad de copias mías que escribieron este mismo artículo en infinitas diferentes formas? Bueno, puede que estés entre la infinita cantidad de copias que no cree esas afirmaciones… o puede que estés entre la infinita cantidad que si lo cree. De eso depende en gran medida si consideras al Universo como un lugar infinito o no.

En esta serie de artículos acerca del infinito voy a comentar sus aspectos más interesantes, sus complejas problemáticas y sus insolubles paradojas. Espero que disfrutes de estos artículos y motiven tus ideas y pensamientos infinitamente. Y en caso de no ser así, ten la certeza de que en algún otro lugar del Universo, hay una copia exacta de ti mismo que sí disfrutó de los artículos. De hecho, existe una copia de ti mismo que se viste todos los días con un traje de conejo rosa gigante y para quien esta serie de artículos representa su vida entera. Incluso más adelante voy a darte las coordenadas exactas para que puedas encontrarte con esa copia tuya y preguntarle porque estos artículos son tan importantes para él (o porqué se viste todos los días como conejo rosa). No desesperes, mas adelante entenderás.

El infinito es un concepto abstracto demasiado complejo como para ser comprendido totalmente por la mente humana. En el artículo previo mencioné algunos números realmente enormes, tan gigantescos que parecen escapar a nuestra comprensión. Pues bien, esos números están tan cerca del infinito como lo está el número uno.

14 de octubre de 2010

¿Existe el número más grande concebible?

Al igual que debe sucederle a la gran mayoría de las personas interesadas por la ciencia, las cosas que más me apasionan y ponen a volar mi mente son aquellas extremadamente grandes o extremadamente pequeñas. Tratar de comprender los impresionantes tamaños de las estrellas, los aún más colosales tamaños de las galaxias, las inimaginables distancias que separan a los objetos en el espacio y la inmensidad del vacío. Y en la cara opuesta de la moneda, imaginar las increíblemente diminutas proporciones de las partículas básicas que componen a toda la materia y cómo reaccionan entre sí para constituir todo lo que percibimos a nuestro alrededor.

En este artículo me voy a centrar en aquellos números tan grandes, cifras tan gigantescas, que de seguro escapan a nuestra comprensión. Y cuando se trata de encarar la compleja tarea de comprender cosas realmente grandes, lo más simple que podemos hacer es empezar por el principio, contando: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12… ¿hasta dónde podríamos continuar de esa manera? ¿Existe un número tan inmensamente grande que sea imposible seguir sumándole cifras? ¿Existe el número más grande concebible?

8 de octubre de 2010

El asesinato de una mujer nos costó mil doscientos años de atraso científico

¿O quizás debería decir que la imposición por la fuerza de una religión representó dicho atraso? No, supongo que sería incorrecto achacarle toda la culpa a una sola religión, aunque toneladas de evidencia histórica me respalden. De modo que voy a tratar de reprimir mi indignación y evitar descargar mi enojo hacia la religión más cruel, destructiva y sanguinaria que ha existido. En lugar de eso, voy a contarles la historia de una mujer; una de las mujeres más maravillosas que ha pisado el mundo antiguo; una mujer dedicada a la filosofía, a la ciencia y a la enseñanza: la historia de Hipatia.

Hipatia nació en la ciudad de Alejandría, capital de Egipto, a mediados del siglo IV, aproximadamente entre los años 355 y 370, según diversas fuentes. Era la hija y discípula del astrónomo Teón de Alejandría, del cual recibió una avanzada educación en matemáticas, astronomía y filosofía. En una época donde el rol de las mujeres en la sociedad era prácticamente nulo, Hipatia era líder de la escuela neoplatónica de Alejandría y educadora de diversos jóvenes aristócratas que luego ocuparían cargos de alta jerarquía en el gobierno. Según palabras del filósofo Damascio:
"De naturaleza más noble que su padre, no se conformó con el saber que viene de las ciencias matemáticas, en las que había sido introducida por él, sino que se dedicó a las otras ciencias filosóficas con mucha entrega. Además de conseguir el grado más alto de la virtud práctica en el arte de enseñar, era justa y sabia, y se mantuvo toda la vida virgen."

5 de octubre de 2010

2012: El año en que... nada va a pasar!

¡Apocalipsis! ¡Caos! ¡Destrucción! Millones de sitios web, miles de documentales, cientos de charlatanes, todos gritando a los cuatro vientos y desde su más profunda ignorancia que el año 2012 va a representar el fin para todos nosotros. Sitios web escritos por “profesionales” que parecen no haber aprobado jamás una materia de ciencias en sus escuelas. Documentales ridículos hablando de las predicciones de Nostradamus acerca del regreso de Hitler en un OVNI proveniente del Planeta X que traerá el fin a la civilización humana (y no, no estoy exagerando; que lindo sería poder ver más programas de ciencia real en la televisión, como El Universo o Phil Plait's Bad Universe).

Con tanta basura orbitando en los medios de comunicación, con tantas publicaciones apócrifas redactadas con el único objetivo de distraer a la gente de los problemas reales de la vida (los aterradores niveles de inseguridad en las calles, personas aún muriendo de hambre literalmente y encubrimientos de violaciones a niños por miembros de la secta religión más conocida del mundo, son sólo algunos de estos problemas), con tanta desinformación intencional, ¿qué es cierto y que no lo es acerca del fin del mundo en el año 2012?

Para tratar de despejar un poco las mentiras irracionales inventadas por personas que no tienen otra cosa más interesante que hacer, voy a proceder a diferenciar entre patrañas y verdades acerca del asunto 2012. Y quiero aclarar que ninguno de los argumentos que expongo a continuación son míos, sino que están basados en una recopilación (si hecha por mi) de diferentes argumentos serios y exactos, dados por algunos los científicos y divulgadores de la ciencia más respetados de la comunidad; entre ellos, el astrofísico Neil deGrasse Tyson y el (mal) astrónomo Philip Plait.

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