10 de enero de 2011

La escala de Bortle y la maldición de la contaminación lumínica

Todos aquellos que vivimos en grandes ciudades nos hemos sentido frustrados alguna vez al elevar nuestros ojos hacia el cielo y ver, con cierta amargura, que podemos contar el número de estrellas con los dedos de nuestras manos. Es en esos momentos cuando envidiamos (sanamente) a las personas que viven en el campo o alejados de las grandes metrópolis, donde los cielos se encuentran claros, limpios y bañados de brillantes estrellas.

¿Pero qué es exactamente lo que limita nuestra visión y nos impide apreciar el gran espectáculo que llena nuestros cielos todas las noches? Pues bien, es la eterna maldición de todo astrónomo aficionado, algo que denominamos contaminación lumínica. Ésta es, básicamente, la emanación luminosa de fuentes artificiales, como son los alumbrados exteriores de todas las ciudades, mal direccionada y en intensidades, rangos espectrales y horarios completamente innecesarios.

Aunque hasta el momento no parecen ser considerados seriamente, son muchos los problemas que ocasiona la contaminación lumínica. El principal, por lo menos desde mi punto de vista, es la degradación de la calidad del cielo nocturno, que causa problemas a astrónomos y observatorios en todo el mundo, y que influye de manera negativa en como percibimos el Universo que nos rodea y del cual formamos parte.

Una noche típica y contaminada lumínicamente en la ciudad de Los Angeles.

Otros problemas no menos importantes son el despilfarro innecesario de energía, que acarrea consigo problemas económicos, el daño provocado a los ecosistemas nocturnos y a los animales que dependen de éstos, complicaciones en el control del tráfico aéreo y marítimo, entre otros. Por supuesto, existen organizaciones que tratan de hacer frente a este mal, como la International Dark-Sky Association (IDA) y diversos grupos organizados en diferentes países para proteger el cielo nocturno como patrimonio natural y cultural.

Con el objetivo de cuantificar y medir con exactitud la cantidad de contaminación lumínica y el grado de observación astronómica, se creó en el año 2001 la escala de cielo oscuro de Bortle. La escala fue creada para mapear la calidad del cielo en cada rincón del mundo y de esta forma ayudar a los astrónomos a conocer los mejores lugares (así como los peores) para realizar observaciones astronómicas.

Representación de algunos de los niveles de la escala de Bortle.

La escala de Bortle cuenta con nueve niveles o clases de cielos, iniciando en la clase número uno que corresponde a los cielos más oscuros y limpios del planeta, hasta llegar a la clase número nueve referida a los cielos vistos desde el interior de ciudades y metrópolis con niveles máximos de contaminación lumínica. Veamos a continuación cada uno de los diferentes niveles en detalle.


- Clase 1: Ubicación con cielo oscuro excelente [Negro]. La luz zodiacal, gegenschein, y la banda zodiacal son visibles. M33 es visible a simple vista sin problemas; las regiones de la Vía Láctea de las constelaciones de Escorpión y Sagitario proyectan sombras en el suelo; Júpiter y Venus afectan a la adaptación a la oscuridad del ojo, y es imposible ver los alrededores. Si usted está observando en un campo cubierto de hierba rodeada de árboles, su telescopio, compañeros, y el vehículo son casi totalmente invisibles. ¡Este es el Nirvana de un observador!

- Clase 2: Ubicación típica con cielo verdaderamente oscuro [Gris]. M33 es visible a simple vista; la Vía Láctea de verano aparece muy compleja; la luz zodiacal se ve amarillenta y proyecta sombras al alba y al crepúsculo; las nubes únicamente son visibles cómo zonas oscuras sin estrellas; los alrededores se ven visibles débilmente recortados contra el cielo; muchos cúmulos globulares del Catálogo Messier son aún visibles a simple vista.

- Clase 3: Cielo rural [Azul]. Se aprecia algo de contaminación lumínica en el horizonte, dónde las nubes aparecen iluminadas; siguen apareciendo oscuras en la parte superior del cielo; la Vía Láctea sigue apareciendo compleja; M15, M4, M5, M22 son visibles a simple vista; M33 es fácil de ver con visión desviada; la luz zodiacal aparece impresionante en primavera y otoño y aún puede apreciarse su color; los alrededores son difíciles de ver.

Comparación entre un cielo clase 1 y un cielo clase 8/9.

- Clase 4: Transición entre cielo rural y suburbano [Verde/Amarillo]. Varias cúpulas de polución lumínica son visibles en varias direcciones sobre el horizonte; la luz zodiacal es aún visible, pero no tan impresionante, llegando hasta el cénit en primavera. La Vía Láctea sigue siendo espectacular, pero empieza a perder detalles. M33 es difícil de ver incluso con visión desviada. Las nubes se ven cómo en el caso anterior, y es fácil ver los alrededores, incluso en la distancia.

- Clase 5: Cielo suburbano [Naranja]. La luz zodiacal sólo es débilmente visible y en las mejores noches de primavera y otoño; la Vía Láctea aparece muy débil ó invisible cerca del horizonte y en su punto más alto aparece "desgastada"; se ven fuentes de luz en todas ó casi todas las direcciones; las nubes aparecen considerablemente más brillantes que el cielo.

- Clase 6: Cielo suburbano brillante [Rojo]. La luz zodiacal es invisible. La Vía Láctea sólo es visible en el cénit; el cielo hasta una altura de 35° del horizonte aparece gris blanquecino; las nubes aparecen brillantes en cualquier parte del cielo. M33 sólo es visible con al menos binoculares, y Andrómeda es débilmente visible a simple vista.

Otra comparación entre un cielo clase 1 o 2 (arriba) y un cielo clase 8 o 9 (abajo).

- Clase 7: Transición entre cielo suburbano y urbano [Rojo]. Todo el cielo tiene un tono gris blanquecino, y pueden apreciarse fuentes de luz en todas direcciones. La Vía Láctea es invisible; la Galaxia de Andrómeda y el Pesebre pueden verse, aunque mal, a simple vista; incluso con telescopios de apertura moderada, los objetos Messier más brillantes aparecen únicamente cómo las sombras de lo que son en lugares mucho mejores.

- Clase 8: Cielo urbano [Blanco]. El cielo brilla blanco ó naranja, y su luz permite leer; sólo los observadores experimentados pueden ver la Galaxia de Andrómeda en noches propicias; incluso al telescopio sólo pueden verse objetos Messier brillantes; las estrellas que forman asterismos familiares de las constelaciones pueden ser invisibles o en el mejor de los casos débilmente visibles.

- Clase 9: Cielo de centro de ciudad [Blanco]. El cielo brilla intensamente y muchas estrellas, así cómo constelaciones formadas por estrellas débiles son invisibles; excepto las Pléyades, no hay ningún objeto Messier visible a simple vista; los únicos objetos que pueden verse todavía en condiciones son la Luna, los planetas, unos pocos cúmulos estelares brillantes, y poco más.


Por supuesto, de la misma forma que existe la escala Bortle para cuantificar y explicar la visibilidad de los cielos, también existe el denominado Atlas Mundial de luminosidad artificial del cielo nocturno, el cual utiliza un sistema de monitoreo satelital para determinar y comparar los niveles de contaminación lumínica en la atmósfera, para reconocer las zonas más y menos contaminadas de los diferentes continentes y de todo el mundo.

Imagen del Atlas Mundial de luminosidad artificial del cielo nocturno.

Para finalizar, quiero dejarles una reflexión (bastante utópica y optimista) a la cual llegué hace unos días tras darle vueltas en mi mente a esta problemática de la contaminación lumínica:
“Si pudiéramos apagar absolutamente todas las luces artificiales del mundo por una sola noche, para que los niños pudieran apreciar las indescriptibles maravillas que cubren el cielo nocturno a simple vista, de seguro conseguiríamos en las décadas venideras nuevas y apasionadas generaciones de astrónomos, de astronautas, y lo más importante de todo, de poetas.”

Fuentes:

3 comentarios:

  1. Un artículo muy bien desarrollado. Me atrevería a decir que durante el último año he disfrutado tan solo en dos ocasiones de cielos de clase 2 en España (concretamente en Salamanca y Tenerife). En Tenerife podría llegar a decir que tal vez fuera clase 1 pero no puedo asegurarlo, en cualquier caso es el cielo más espectacular que he visto en mi vida. Donde vivo, en pleno Madrid por supuesto cielo de clase 9 :-(

    Un saludo.

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  2. Otra entrada excelente. Y un importante aporte a divulgar las cuestiones de ecología y contaminación en general. En este caso un tema que nos es tan sensible a quienes amamos la astronomía, a ojo desnudo o con instrumentos.

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  3. Sin duda motivador, tus palabras van a corde con la hermosura de un firmamento puro e inspirador, con gusto pondre tu reflexion a través de las redes sociales y motivare a cada uno de mis semejantes para que apollen esto.
    No se si cambie algo, pero estoy seguro que sembraré la semilla de vida de cada una de las estrellas que estamos perdiendo, por que si no las vemos es como si no ya no estuvieran alli, solo su recuerdo.

    A mi mente vienen unas palabras que me dijo mi hermano, las cuales me estremecen cuando las recuerdo.
    "Los hermanos como las estrellas siempre estarán alli, aun que no puedas verlos"

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