¿Has sentido alguna vez como las situaciones de la vida se bifurcan y las opciones se contradicen entre sí, de tal forma que parecen tirar de ti en direcciones opuestas, obligándote a tomar decisiones importantes bajo condiciones de presión insoportables? Si alguna vez te has sentido de esa forma, entonces has experimentado a una escala menor lo que le sucede todo el tiempo a Io, una de las lunas principales de Júpiter.
Como todas las lunas regulares de Júpiter, Io lleva el nombre de una amante del Dios Júpiter de la mitología romana. Fue descubierta en 1610 por Galileo Galilei, fotografiada por vez primera por la sonda Pioneer I en 1974 y luego por la Voyager I en 1979. Posee un tamaño similar a la luna terrestre y orbita a 423 mil kilómetros de la superficie de Júpiter. Lo que distingue a Io de las otras lunas de Júpiter es su vulcanismo espectacular, su actividad pulsante ha desconcertado e intrigado a los científicos durante décadas.
Con más de 400 volcanes activos y lava incandescente en diversos puntos de su superficie, Io es el objeto más activo geológicamente de todo el Sistema Solar. Y esto se debe, como el título del artículo lo indica, a que esta doncella se encuentra en condiciones de extrema presión, principalmente por ser “codiciada” por sus tres compañeros más cercanos: Júpiter, Europa y Ganimedes. Veamos de manera más precisa de que se trata esto.
En un proceso que se conoce como calentamiento de marea, la enorme gravedad de Júpiter provoca una intensa fricción en el núcleo de Io. La mayoría de las lunas tienen orbitas circulares, pero para que se produzca el efecto de calentamiento de marea Io posee una órbita mas alargada, en la que la distancia hasta el planeta anfitrión cambia radicalmente durante un solo ciclo; gracias a esta órbita excéntrica, se aleja y acerca de Júpiter muy rápidamente, al alejarse se contrae, al acercarse se estira.
Por otro lado, el único modo de producir esas orbitas excéntricas, como la que caracteriza a Io, es si interfiere en ella la gravedad de otra luna. Y es aquí donde entran en el juego de la codicia otras compañeras de Júpiter: Io está en resonancia orbital con las lunas Europa y Ganímedes. Mientras que Io y Júpiter luchan por establecer una relación sincronizada, Europa y Ganímedes tiran de Io en direcciones opuestas; todo esto sumado produce una severa deformación en el núcleo y la superficie de Io. Literalmente se estira y contrae en muchas direcciones diferentes muy rápidamente, lo que produce fricciones y presiones increíbles, y que finalmente generan la colosal actividad volcánica que la luna presenta.
El calentamiento de marea de Io, al que se deben sus prodigiosos volcanes, tiene un efecto secundario adicional: crea el mayor objeto estacionario visible de nuestro sistema solar, una enorme nube de gas quinientas veces mayor que Júpiter. Esta se produce por las expulsiones de material gaseoso, principalmente dióxido de azufre y sodio, que Io arroja al espacio; las partículas de estos materiales se ionizan, producto del intenso campo magnético de Júpiter, se transforman en plasma y se expanden a altas velocidades propulsadas por el mismo campo magnético.
Por otra parte, esta luna ha contribuido a dos de los descubrimientos más importantes de la ciencia moderna. En primer lugar, cuando Galileo apuntó por primera vez su telescopio hacia Júpiter, fue Io una de las lunas que vio orbitando a dicho planeta; este acontecimiento ayudó a la adopción definitiva del modelo heliocéntrico/copernicano del Sistema Solar y de las leyes de Kepler del movimiento planetario. Y en segundo lugar, las mediciones efectuadas sobre el periodo de rotación de Io brindaron datos esenciales para realizar las primeras estimaciones en la determinación de la velocidad de la luz.
Así que ya lo saben: cuando en el futuro se enfrenten a algún problema que no parezca tener solución, que “contraiga y estire” sus mentes en busca de una salida imposible de ver, pueden encontrar un poco de tranquilidad pensando que al menos alguien allá afuera la está pasando peor que ustedes; a ella sus tres problemas principales le estiran y contraen literalmente el cuerpo, deforman intensamente su figura y la hacen explotar en pedazos todo el tiempo. Apuesto a que pensando en ello, ese problema que estaba tironeando intensamente de tus pensamientos ya no parece tan malo como antes.
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